El colombiano relató el momento en el que Gallardo se la ofreció y admitió: “Sé que tuve varios partidos en un nivel muy bajo, no me salían las cosas”.
El colombiano debe subir su nivel (Prensa River).
"Hubo cuatro
veces que me fui triste y llorando de los partidos, diciendo que no quería
saber más nada, que quería desconectarme de todo". No suele escucharse mucho su
español costeño, ese dialecto caribeño con el que habla, tan distinto al del
colombiano mainstream. Pero cuando Jorge Carrascal se abre en una
entrevista, siempre es interesante prestarle atención a un pibe de 23 años que
en los últimos tiempos habría despertado murmullos en las tribunas del
Monumental si no fuera por las restricciones.
La paciencia de la
gente, del periodismo, es -por suerte para River- bastante más breve que
la de Marcelo Gallardo y todo el grupo que hoy se entrena en Orlando,
pero así y todo JC acepta que su nivel está muy lejos de su potencial y más aún
de un apodo de presentación como el Neymar colombiano que, admite,
siempre fue "exagerado". "Tampoco me lo tomo a mal, pero a
mí no me gusta: los chicos nunca me dijeron así. Acá soy ‘Chiche’: creo que
Montiel me lo puso y hasta Gallardo me dice así", cuenta el
volante creativo en su charla con River Monumental.
En todo caso, si la
comparación con el astro brasileño queda grande, lo que tendrá que demostrar es
que usar el dorsal 10 que lucieron Alonso, Ortega, Aimar, D’Alessandro, el
Pity, su admirado Quintero o el propio Gallardo no es otra exageración: "La
verdad que tener la 10 de River no es fácil, es un gran desafío para que uno se
dé cuenta del lugar en donde está y el cariño que le tienen. Estoy muy
feliz".
En sus últimos partidos cometió varios errores (Juano Tesone).
No es fácil, no. No
es fácil la 10, pero tampoco lo fue la llegada al país, a una liga que "es
muy reñida y fue la que más me costó para adaptarme". Aunque poco a poco
entra en clima: ya se acostumbró a las cenas con su pareja en "Puerto
Madero o Palermo", a los asados que lo transformaron en un "loco
por la parrilla" por más que admita que aún no aprende a dominar
las brasas, y hasta al mate, que le gusta pero que a veces le da "dolor
de cabeza por no estar muy acostumbrado". Por ahora, para hacer
más amable el proceso, se queda con el mate dulce que le inculcó su compinche
Cristian Ferreira, hoy en Colón. Tal vez las costumbres le cuesten menos
que un fútbol que, a través de la enseñanza del Muñeco, le hizo cambiar su
juego:
"Él me incorporó la velocidad, el pase al pie y al vacío, los movimientos,
llevarte la marca y otras cosas que vengo sumando".
Aunque la esencial,
ésa por la que le dicen Chiche y por la que también queda más expuesto cuando
las cosas no le salen, no se mancha: JC acepta que a él le "gusta
jugar con la pelota" por tener "la gran virtud de encarar y sacarme a
un tipo de encima", pero también entiende que no puede enfrascarse en su
propia habilidad sino resignificarla en beneficio del equipo o incluso dejarla
a un lado por momentos: "El fútbol ha evolucionado y a veces
uno hace más daño con una diagonal o picando al vacío sin pelota: el equipo
tiene otro chip, no pensamos individualmente sino en grupo, y yo apunto a ser
un jugador de equipo. Todos los jugadores tienen sus momentos difíciles
porque es un club grande, hay que acostumbrarse. Yo quiero demostrar dentro de
la cancha: este semestre que viene voy a dar lo mejor de mí".
Claro, aunque diga
que no ve las redes sociales ni lee los diarios ni mira programas
deportivos, Carrascal es el primero en asumir que está en deuda con la
confianza que el club -que compró el 90% de su pase a fines de 2019 en €
3.000.000 que aún no le abonó al Karpaty Lviv- y el propio Gallardo tuvieron
en él. Y también que más allá del aguante que el Muñeco le hace (como en su
momento a De La Cruz, Borré, Pity, etc.), todo tiene un límite:
de hecho en la dirigencia algunos ya ven con otros ojos la llegada de una
eventual oferta que aún no aparece, luego de que en el mercado anterior
rechazaran los 6 millones de euros brutos que quería poner el CSKA por su
ficha. Sí, el momento de demostrar es ya. Y él lo tiene claro: "Hasta
yo mismo digo ‘quiero ver a Carrascal’. Estoy para más, pero el jugador de
fútbol no es una máquina: hay momentos donde no te sale nada, todos tenemos
malas rachas. Sé que tuve varios partidos en un nivel muy bajo. Y no tuve
ningún problema familiar ni nada; solamente no me salían las cosas. Pero ya
pasó: ahora me estoy preparando para volver a mi nivel. No necesito otras
críticas, hago mi autocrítica y me reprocho", explicó el cartagenero,
siempre agradeciendo el apoyo de su compañeros, que le dicen “que
esté tranquilo, que ya van a salir las cosas: acá no se maneja la mala energía
de gritarnos o reprocharnos”.
Es autocrítico pero
no siente presión. Presión, lo que se dice presión, era jugar en su barrio, ahí
en el Escalón Villa de Cartagena donde alguna vez le contó que los partidos
terminaban a los cuchillazos, donde empezó jugando al baseball mientras
admiraba a ídolos del fútbol como Giovanni Hernández o Ronaldinho. "Mi
infancia fue jodida, pero son cosas que me sirvieron para crecer y sobrellevar
la vida. Lo que aprendí de la calle hoy me sostiene para seguir luchando por mi
sueño".
Un sueño que
dependerá, como él mismo se exige en tercera persona, de que aparezca
Carrascal...
Más
frases de Carrascal
- "En River siempre
me sentí bien, todo el mundo me apoyó y me dio su cariño. Tenemos un grupo
de lo mejor que me pude encontrar con personas demasiado buenas, acá no hay
maldad: todos quieren verte bien y que sigas creciendo. Somos una
familia y eso es una tranquilidad a la hora de salir a la cancha".
- "Yo me veo
bien, cuando uno le toca aparecer aparece, pero hay veces que te toca
hacer un movimiento sin pelota para que la tenga otro compañero y eso mucha
gente no lo ve".
-"Cada persona
que puede ir a luchar por sus sueños a temprana edad sabe que hay que hacer
mucho sacrificio. Uno tiene que dejar a la familia, los amigos y ponerse para
uno. Hay veces que la vas a pasar mal, que vas a tener hambre, otros que
vas a comer bien, pero cuando uno tiene ganas de salir adelante lo hace en lo
bueno y en lo malo. Y cuando después llegan los resultados y tu familia va a
estar bien, no sólo por lo económico, sino por verte en donde estás después de
todo".