Trezeguet,
y sus ganas de trabajar en el país: "Hay que sumarle juventud a la
dirigencia argentina, otro espíritu, otras ideas, otra predisposición. Yo me
fui a los 17 años del país y no formé ningún vínculo con nadie. Yo no le debo
favores a nadie" Fuente: Archivo -
Jugó
en la B con River y con Juventus, difícilmente vaya a repetirse otro caso en la
historia. También salió campeón del mundo con Francia, y a los dos años marcó
el gol decisivo para ganar la Eurocopa. Descendió con Hércules, perdió la final
de la Champions League 2003 y participó de otra final del mundo en 2006, pero
su penal pegó en el travesaño y se le escapó. Nació en Rouen, vivió en
Montecarlo y ahora reside en Turín, pero se crió en Villa Martelli y se siente
más argentino que nadie. Debutó a los 16 años en Platense, y a los 37 se retiró
en el FC Pune City, en la ciudad de Hyderabad, la quinta aglomeración urbana de
la India. David Trezeguet conoce el fútbol desde todos los rincones.
Lo
puso en primera Ricardo Rezza, y luego lo dirigieron Carlo Ancelotti, Fabio
Capello, Marcello Lippi, Didier Deschamps y Claudio Ranieri. En los comienzos
de su gestión, José Pekerman le siguió los pasos, pero enseguida se lo llevó
Jean Tigana a Mónaco. El pibe que empezó con Coudet, Espina, Dalla Libera y
Saturno, después jugó con Buffon, Del Piero, Cannavaro, Ibrahimovic, Nedved y
Edgar Davids, entre tantos. Se sentó en la mesa con el príncipe Alberto Raniero
y ahora se reúne con el magnate Andrea Agnelli, heredero del emporio,
presidente de Juventus. Trezeguet sabía cómo moverse en el área, pero desde
hace un tiempo eligió escapar de esos límites. La vida le propuso otro reto.
Responde como futbolista, pero en casi todas las explicaciones aparece el
embajador, el manager, el director deportivo o el secretario técnico. El
Trezeguet de 43 años que ya no vive del gol.
Robert
Pires, Viera, Henry y Trezeguet eran los pibes de Francia que marchaban hacia
el título en 1998. En ese vestuario habitaban Laurent Blanc, Didier
Deschamp, Marcel Desailly, Lilian Thuram, Zinedine Zidane... ¿Se podía
levantar la voz? "Éramos muy aconsejados por los más grandes, pero también
nos dejaban ser. Esos fueron años muy especiales de Francia como nación, años
de integración cultural, interracial, y aquel plantel lo representaba. Había
lugar para todos. Y creo que la muestra más elocuente de esto, que confieso que
por entonces no entendía, fue la definición por penales contra Italia, en los
cuartos de final. El entrenador, Aimé Jacquet, nos preguntó, abiertamente,
primero a mí y después a Henry, si queríamos patear un penal. Teníamos 20 años.
En casa, contra nuestro clásico..., si no nos iba bien quedábamos afuera. Y se
vivió con naturalidad", recuerda Trezeguet. A David le tocó patear después
que el arquero Gianluca Pagliuca le atajara el remate a Lizarazu. ¿Tensión? Fue
gol de Trezeguet. También convirtió Henry. Antes, Zidane, y el último, Blanc.
Francia a semifinales, camino a la gloria.
-A
los 22 años eras campeón de Europa y del mundo. ¿Cómo no te mareaste..., o te
mareaste?
-Siempre
trate de aconsejarme a mí mismo que debía divertirme adentro de una cancha.
Cuando tenés 18, 19, 20 te debés divertir, ya llegará la edad para tomar las responsabilidades.
A esa edad debes disfrutar, y si te equivocás, aprendés de esos errores. Esa
fue mi filosofía, y me sirvió, porque no me cree presiones. El jugador
diferente es el que provoca, el que juega, hay edades en las que se debe jugar
sin condicionamientos.
-El
fútbol es una industria llena de intereses y urgencias. ¿Hay lugar para
divertirse?
-El
fútbol ha experimentado un cambio muy grande en los últimos años. Hoy el
futbolista, además de ser un profesional -que en todas las épocas lo fue-, ha tomado
un perfil mucho más empresarial. Están mucho más atentos a las redes sociales,
a la influencia de los representantes e, incluso, a las políticas de sus
clubes. Se han perdido un poco las costumbres de juntarse y hoy el jugador es
mucho más individualista. ¿Es bueno o malo? Es la tendencia de hoy y nos
tenemos que adaptar.
-Pero
te gustaba más aquello...
-Cambió.
Antes decidía el entrenador y basta. Ahora hay mucho más diálogo, y en algunos
casos es bueno y en otros no. Hoy los técnicos están muy atentos a la gestión y
los veo muy pendientes de cómo dicen las cosas. Yo crecí con cuerpos técnicos
de cuatro o cinco personas y hoy el cuerpo técnico de la Juventus es más
numeroso que el mismo plantel. El jugador cambió: interviene más en temas
contractuales, se involucra en sus derechos económicos, en el manejo de su
imagen: elige mostrarse más. Antes había un criterio mucho más reservado, ahora
se impulsa más la exhibición. Y ese criterio no sólo lo comparte el jugador,
sino también su familia, su 'entourage' [entorno].
-El
riesgo es la vanidad, la frivolidad, que el interés por el juego sea
secundario.
-Bueno,
yo peleo por eso, porque no se pierda la esencia del jugador de fútbol. Antes
no nos abríamos demasiado al público, y hoy se interactúa de manera cotidiana
con el público. Y es lo que me toca ver como embajador de Juventus cuando nos
desplazamos a otros continentes. Hoy el jugador está mucho más en contacto,
pero hay que estar atentos porque estamos copiando un formato a lo americano,
que tienen una cultura del deporte completamente diferente a la nuestra. Yo no
quiero que se pierda la esencia. ¿Qué amamos? El fútbol, el juego. El resto es
bonus. Que un jugador muestre su intimidad puede gustar o no, pero lo que
realmente nos gusta de ese jugador es lo que hace en la cancha. A veces,
exponerse tanto no es lo más aconsejable, pero es una nueva realidad.
-El
tema son los límites. ¿Hasta dónde?
-Claro,
y aparece también ese doble juego de que mostrás cuando las cosas van bien y no
mostrás cuando las cosas van mal. Habría que aprender a negociar, diría. Y
después, todo se mezcla: no jugaste bien el domingo y fue porque el jueves te
sacaste una foto con un amigo en un restaurante... Nunca fui un amante de las
redes sociales, pero me doy cuenta de que las audiencias están muy atentas. Y
hay que encontrar el punto para satisfacerlas.
-Cada
día crece la brecha deportiva entre Europa y Sudamérica. ¿Hasta dónde llegará?
-Mirá,
para 2024 se anuncian grandes cambios en Europa. Se terminan los derechos
televisivos y cada vez se escucha más un pedido de los clubes de cierto nivel:
hacer una Superliga. Se habla de jugar los torneos locales en días de semana y
la Liga de Campeones los fines de semana, porque no sólo representa el partido
en sí, sino todo el movimiento, por ejemplo, de Juve o Bayern Munich, digamos,
yendo a jugar a Barcelona. Yo crecí con una frase muy interesante de Florentino
Pérez. Le preguntaron si él competía contra el Barcelona y respondió: 'No, yo
no compito contra Barcelona, compito contra Euro Disney. Cuando vienen a jugar
contra Real Madrid, quiero que esa sea la cereza, pero que antes y después
disfruten y gasten en la ciudad'. Dijo una gran verdad y es un poco lo que
están buscando acá.
-Un
show integral, más dinero...
-En
Europa, y especialmente en Inglaterra, detrás de los clubes hay propiedades muy
importantes, con un fondo económico fuerte. Como cualquier propietario que
invierte, quiere ganar dinero. El fútbol europeo todo el tiempo está pensando
en abrir mercados en EE.UU., en China, en Australia..., se piensa en un formato
muy NBA, muy americano. El fútbol americano ha firmado un contrato por cinco
años con Tottenham, por ejemplo... El movimiento está claro y sólo se ha parado
un poco ahora por la pandemia de coronavirus. Entonces, cómo no suponer que la
brecha entre Europa y Sudamérica seguirá creciendo.
-Si
esa es la búsqueda, ¿la mentalidad dirigencial de Sudamérica no es antigua?
-Para
cambiar ciertos aspectos, los contactos son fundamentales en una parte de la
dirigencia de un club. Cuando vos no tenés ese alcance, o no tenés
credibilidad, o simplemente no te conocen, necesitas que el exfutbolista se
involucre y le hagan lugar. El jugador tiene una imagen que no tiene el
dirigente, más allá de que sea un empresario de enorme suceso. En los
exjugadores el fútbol sudamericano tiene una potencialidad que debe aprovechar.
Europa lo hace: Pavel Nedved es nuestro vicepresidente, Zanetti el del Inter,
Maldini en Milán... Sus palabras son tomadas mucho más en consideración que lo
que dice un propietario o un dirigente.
-¿Crees
que el fútbol argentino puede hacerlo?
-Argentina
puede hacerlo, claro. Pero hay que prepararse, hay que saber dialogar, hay que
tener una agenda y contactos. Y especialmente, tenés que estar bien visto. Los
errores de imagen y conducta, se pagan. Hay que ser serios. Conseguir que se
abran las puertas es fundamental. Me alegra saber que varios exjugadores se
vuelcan a este trabajo, pero sólo si realmente quieren aportar y trasformar el
escenario. No por comodidad. Hay mucha gente que esta cómoda donde está y no
produce nada. Acá lo importante es entrar, proponer y cambiar.
-Tendría
que ceder la vieja clase dirigente.
-Sí,
y a la vieja clase dirigente argentina le cuesta ceder. Pero que Milito haya
estado en Racing, que esté Seba Verón... Gente que está aprendiendo, pero que
tiene experiencia internacional. Yo te puedo garantizar que se si Seba Verón o
Milito crean un movimiento, va a ser mucho más sostenible y creíble que
cualquier otro dirigente.
-¿La
imagen del fútbol argentino está muy dañada en Europa?
-No
ha sido sencillo. Mirá, creo que la gran ventaja del fútbol europeo con respeto
a la Argentina es que está desprendido de la política. Es una individualidad.
El fútbol no está condicionado por la política. El fútbol europeo nos sigue
envidiando nuestros futbolistas, entonces debemos concentrarnos en hacer bien
ese trabajo. Al futbolista bueno, a Neymar y al 'Kun', digo dos y podría
nombrar 200, viene el club europeo y te lo lleva. Y eso, para la subsistencia
de cualquier club de Sudamérica, sigue siendo esencial. Después, un club de
Europa puede renunciar a un jugador porque te aclara: 'Yo vengo a buscar un
jugador de fútbol, no los problemas'. ¿A qué me refiero? El peso, la cotización
del dólar blue, el paralelo. Por eso las famosas cláusulas liberatorias fueron
lo mejor para el fútbol europeo: 10 es 10, y basta de problemas.
-¿Trabajarías
en la Argentina? ¿O quedaste marcado por tu participación en las elecciones de
2017 en River?
-No,
no, yo puedo trabajar en cualquier lado y siempre estaré disponible para la
Argentina. Hay un gran margen de crecimiento en materias como imagen y
marketing. En el fútbol europeo está todo dicho y hecho, hay una idea y un
objetivo. En cambio, en el fútbol sudamericano hay mucho por hacer. Hay que
sumarle juventud a la dirigencia argentina, otro espíritu, otras ideas, otra
predisposición. Yo siempre quise quedarme en la Argentina para poder aportar
otra visión, para sumar lo que sé. Una visión mucho más neutra: yo me fui a los
17 años del país y no formé ningún vínculo con nadie, más allá de los afectos,
entonces yo soy un personaje neutro. Yo no le debo favores a nadie.
-Dos
preguntas muy actuales. ¿Cómo evalúas el VAR?
-En
Europa hay un concepto cultural diferente, pero de todos modos, también hay
problemas. En Alemania respetan el VAR de una manera diferente a Italia y
España, y en Inglaterra, más todavía. Hoy, sin público, sin ruidos, todo está
focalizado en el campo, y hay jugadas que ni se consultan y no se explican.
Sigue habiendo confusión. Hubo una propuesta que se le acercó a la FIFA:
integrar al VAR a exjugadores, con otro olfato para analizar las acciones. Pero
la respuesta fue negativa.
-¿Y
la FIFA no se olvida de Sudamérica en la entrega de los premios The Best?
-Y...,
sí, no es justa. Vuelvo: el fútbol europeo se mira solo a sí mismo. La
prioridad es el fútbol europeo, y está a la vista. Los criterios de elección
tendrían que cambiar, sí, pero cuando vos ves un poco el panorama y advertís
que al continente asiático sólo le interesa el fútbol europeo, y con África
pasa lo mismo, igual que en los Estados Unidos..., entonces, automáticamente,
Sudamérica pierde protagonismo. Y a la hora de elegir y premiar, atender a las
audiencias más masivas es vital. No nos engañemos.
"No
será sencillo que Gallardo, en otro lado, tenga el poder que desarrolló en
River"
Sólo
una temporada coincidieron Trezeguet y Marcelo Gallardo en Mónaco, la
1999/2000. Y salieron campeones. Juntos, convirtieron 30 goles. Pudieron
reencontrarse en River a mediados de 2014, cuando el goleador volvió de su
préstamo en Newell's y Gallardo llegaba de Nacional como un técnico casi
desconocido. No hubo coincidencias, y hoy no hay rencor. Sí, recuerdos, elogios
y una observación de cara al futuro del entrenador.
"Cuando
nos conocimos, él tenía 22 años y yo 21, porque él es un '76 y yo soy un '77.
Éramos muy jóvenes, cómo imaginar el técnico que sería Marcelo. En esa época,
yo venía a un pibe que disfrutaba de jugar. Él era la magia del fútbol y a mí
me gustaba hacer goles. Él le devolvió la identidad a River, esa identidad con
la que él creció. La esencia del protagonismo, el cuidado por las inferiores y
jugadores de un prestigio notable. Y se ve, y le entiendo su malestar, cuando
descubre que sus grandes jugadores ya no van a grandes clubes europeos, como sí
sucedía cuando él jugaba. Él lo ve como un punto negativo, porque después de
haberlo hecho crecer, seguro que desea que un jugador suyo vaya a un club de
prestigio. Y no se cumple. Ahí hay un trabajo que hacer, está a la vista, es
una evidencia y no una interpretación. Hay que trabajar, mejorar los
contactos...", advierte David.
-¿Lo
que le hubiese dado Trezeguet a River como de manager?
-Creo
que eso forma parte de mi curriculum, y tendría que demostrar esos contactos,
que después, pueden ser positivos o negativos. El jugador joven debe seguir
creciendo, y el lugar es Europa, y en clubes de prestigio.
-En
estos años, River no ha vendido prácticamente a ningún futbolista a la elite.
¿Por qué?
-Eso
demuestra que hay un trabajo para hacer. Hay que encontrar el motivo. ¿Por qué
las potencias del futbol europeo, que tiene la solvencia económica, no se los
llevan? ¿Por qué motivo? Italia tiene casos concretos de compras de jugadores
que siguieron creciendo, como Lautaro Martínez en Inter, De Paul no para de
crecer en Udinese, Dybala fue a Palermo y saltó a Juventus... Pero de un
momento a otro, ya no se dio más. Ya ni contactos hay, y eso que los jugadores
hoy tienen su doble nacionalidad y ni ocupan la plaza para extranjeros.
-Tal
vez no son tan buenos.
-Puede
ser, puede ser. Tal vez un club pueda explicarte que el nivel actual ya no es
el de otra época, y a ese club, por un precio menor, le conviene mirar hacia
otro continente, como África o Asia. Tal vez consideran que el precio del
jugador sudamericano es elevando con relación al rendimiento que tiene.
-¿Cómo
creés que seguirá la carrera de Gallardo como entrenador?
-Mirá...
Pirlo, Flick, Lampard... hay una tendencia de los clubes a buscar símbolos,
que, también, es una idea económica porque en principio es una opción más
barata. También se habla mucho de Xavi para Barcelona. Creo que los clubes hoy
no quieren arriesgar, entonces apuestan por nombres históricos o van a lo
seguro, Zidane, Koeman, Guardiola, Conte, Mourinho, evitan el riesgo, se
cubren. O van por el nombre prestigioso o por aquel que procede de la raíz del
club. Incluso, así empezó Marcelo en River, por su fuerte identificación con el
club. Y en River ha desarrollado un increíble poder. Europa tiene otro tipo de
manejo..., según los países, tenés un manager general, un director deportivo,
tenés clubes donde el entrenador solo entrena, otros donde el técnico participa
en la compra y venta de jugadores, en otros equipos el entrenador ni opina... Y
Bueno, eso Marcelo seguramente también lo tendrá en cuenta. Si decide irse
algún día, yo pienso que buscará un equipo con una cierta ambición.
-¿No
será simple, entonces?
-No
será simple..., no será simple para Marcelo. Después, otra cosa: hay que ver
qué oportunidad se te presenta y en qué condiciones. Mirá el 'Chacho' Coudet,
eligió tomar Celta a mitad de año, y lo mismo ahora Pochettino, porque tampoco
sabés cuándo puede pasar de nuevo una oportunidad así. Pero también hay
entrenadores que si no pueden arrancar desde la pretemporada, rechazan una
oferta. Mirá Simeone, llegó a mitad de una temporada durísima, y le devolvió la
identidad y la agresividad al club. En algo los emparento a Marcelo y al
'Cholo': no será simple que en otro lado tengan el poder que disponen en River
y en el Atlético. Ellos hacen todo, todo, se ocupan de todo. Y no todos los
clubes conceden ese comportamiento.
"A
los tipos como Messi sólo les interesa ganar"
-¿Por
qué Paulo Dybala no se afirma en Juventus?
-Con
Paulo hace mucho que no tengo diálogo. Me informo, sí, sobre su situación Es
verdad que arrancó un poco diferente al resto por su tema del Covid y hoy, la
realidad es que Cristiano y Morata son los titulares, por entendimiento y
efectividad. Paulo tiene que seguir demostrando las cualidades las tiene, y
tiene que volver a ganarse su puesto. Está en un club con más de 25
internacionales, todos quieren jugar y en cada entrenamiento tenés que
demostrar. Tiene a un entrenador que lo conoce, jugaron juntos. Paulo tiene que
volver a marcar la diferencia, y el campo de juego es el que dice la verdad.
Tendrá que demostrar que se merece tener un lugar entre los 11 titulares.
-Ahora
que lo ves en el trato cotidiano en Juventus, ¿quién es Cristiano Ronaldo?
-Es
un fenómeno, vive 24 sobre 24 por su profesión. Su familia y grupo de gente se
adaptó a su obsesión: el tipo vive para ser el mejor. Y está pendiente de todos
los detalles: alimentación, descanso, entrenamientos grupales y particulares.
Es muy ambicioso, pero también es un tipo que aconseja a los más jóvenes Y a
los 35 años sigue demostrando que es eficaz, concreto. Él es eficaz en todos
los campos.
-¿Creés
que la mejor versión de Lionel Messi ya pasó?
-Ya
ha cambiado un poco su manera de jugar..., y se une que el Barcelona ya no es
aquel Barcelona, el equipo ganador. Habrá grandes cambios en el Barcelona, y
estos tipos como Messi juegan para ganar, necesitan un equipo competitivo. A
estos tipos solo les interesa ganar, el resto es todo secundario para ellos.
Leo, seguramente ve, o siente, que con este equipo no puede ganar. Estos tipos
que están acostumbrados a ganar siempre, desarrollan ese presentimiento que les
indica que pueden llegar a no ganar nada. Por eso son diferentes. ¿Qué pasará
con Leo? Es un misterio, lo sabrá solo él.
-Después
del reinado de Messi y CR7, ¿Quién será el heredero?
-Mbappé
es el prototipo justo para reemplazar a Messi y a Cristiano. Por calidad, por
condición física y porque los chicos de entre 10 y 20 años hablan de Mbappé. Es
rápido, técnico, provocador, goleador, con 21 años. Conozco un poco su
intimidad y es humilde y profesional, tiene una familia ubicada, que en estos
casos es importante. Especialmente en una ciudad como París, donde hay que
estar atento a muchos intereses.