Sin Suárez, el equipo de Gallardo vuelve a jugar contra sí mismo con una zanahoria a mano: si supera a Atlético Tucumán volverá a cruzarse con Boca en un mata-mata, el sexto del ciclo...
El Muñeco tiene a Atlético por delante y a Boca en el horizonte. (AFP)
Tal vez es lo que
necesite River a esta altura de la temporada. Está a 90 minutos, nada
más. Por ahora no hay tanto clima, es cierto, pero desde este miércoles desde
las 20.30, si le gana a Atlético Tucumán en La Plata, sólo se hablará
de una cosa: del sexto cruce copero contra Boca del ciclo de Marcelo
Gallardo.
Es cierto, de pasar
esta fase, sería el menos importante de todos los mano a mano contra el clásico
rival teniendo en cuenta instancia y competencia según el caso: no es un torneo
internacional, tampoco sería una final sino octavos, pero no cuesta
imaginar la consideración que tendría un superclásico mata-mata en este
contexto.
Ganarlo podría ser el
empujón definitivo para que el equipo se acomode y vaya por todo lo que tiene
por delante en este 2021 lleno de competencias, como pasó en 2018 con esa
Supercopa en Mendoza que resultó poco menos que un exorcismo futbolístico para
un River que venía torcido y que después se encaminó a coronar el que
posiblemente haya sido el mejor año de toda su historia con la frutilla de
Madrid. Perderlo, aunque no equipare ninguna de las anteriores cinco
eliminaciones, podría significar un quiebre y acaso el principio de un cambio
de paradigma silencioso que desde la vereda de enfrente anuncian tras las
conquistas de la Superliga en 2020 y la Copa Maradona al principio de este 2021
más allá de que no implicaran cruces directos entre los dos clubes más grandes
del país.
Claro, para eso
deberá superar a un Atlético Tucumán que siempre es complicado para River, sin Matías
Suárez y con un rival que es mañoso, que lastima con pelota parada y que
sabe aprovechar los errores ajenos que encuentra aunque no siempre los
provoque. Pero, sobre todo, River deberá superar su propio déficit: en la
mayoría de los partidos de esta temporada, a excepción de Rosario Central,
Racing por Supercopa y Godoy Cruz, al equipo le costó mucho ser contundente más
allá del dominio lógico de la pelota y de tener más chances de gol que sus
rivales.
Y eso, de alguna
manera, toca el orgullo del Muñeco y los suyos. Porque más allá de que Gallardo
esté tranquilo porque la idea está y River puede sostenerse en ella para
mejorar, la bronca del entrenador es no poder demostrar últimamente que
defenderse como única aspiración también puede ser peligroso, más allá del
halago que significa que los rivales cambien completamente sus formas para
enfrentar a un equipo de época como es el CARP.
El respeto que se
ganó River y su identidad tan fuerte, si no está del todo fino como con Racing
en el Monumental o Arsenal en Sarandí el último domingo, puede también implicar
un riesgo: así como Gallardo analiza los patrones de sus adversarios sabiendo
que probablemente cambien muchísimo la idea, los rivales saben que River no
va a cambiar una coma, que no tiene segundos planes. Lo cierto es que si el
equipo de MG está bien, pasará como pasó tantos años con los jugadores que
marcaron a Messi: sabían lo que iba a hacer y al mismo tiempo no podían evitar
que lo hiciera.
Por eso da la
sensación de que siempre depende de River. Así lo entiende Gallardo y también
los hinchas, que en la encuesta de Olé votaron mayoritariamente que
el problema pasa por la falta de eficacia propia. Aunque también, como aceptó
el propio entrenador, los contextos juegan. Y por eso el partido de este
miércoles será toda una prueba: en los partidos mano a mano (57/70 en el
ciclo) el CARP suele salir a jugar con otra tensión y contra Atlético Tucumán
podrá demostrarlo. Aunque más todavía podría servirle ganar y ver tan cerca
otra zanahoria que se llama Boca, cinco eliminaciones después. Por eso, tal
vez, el equipo del Muñeco juegue con sexto sentido...
La
posible formación de River
Con la baja de
Suárez, la duda es si el Muñeco se inclina por volver a la línea de tres
defensores soltando a Montiel y Angileri o si elige mantener el esquema y opta
por adelantar a Julián Álvarez con el ingreso al equipo de Jorge Carrascal.
Entonces: Armani;
Montiel, Maidana, Paulo Díaz, Angileri; Palavecino, Enzo Pérez, De La Cruz;
Carrascal o David Martínez; Julián Álvarez y Borré.
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