El Más Grande perdía
y estaba totalmente desorientado, pero logró llegar al 1-1 definitivo y terminó
clasificándose con holgura a la siguiente fase de la Copa Libertadores, donde
se medirá a Boca. De La Cruz señaló la paridad con un golazo.
River mostró
carácter ante la adversidad para clasificarse a las semifinales de la Copa
Libertadores. Recibió un gol cuando apenas iban siete minutos y ayer
sufrió horas turbulentas a raíz del caso Nicolás De La Cruz. Pero a este equipo
las circunstancias en contra no lo inquietan, sino que le generan un desafío
mayor, alimentan su fuego interior. Y el mejor ejemplo de eso es que el
uruguayo marcó un golazo para el 1-1 definitivo contra Cerro Porteño.
La noche fue
complicada desde el principio para River porque no hizo pie en el campo de
juego. Además de quedar rápidamente en desventaja por el cabezazo tremendo
de Nelson Haedo Valdez, jugó muy mal. No tuvo circuito de juego ni ideas. Se
repitió en pelotas largas sin éxito. Tomó malas decisiones y sintió la ausencia
de Enzo Pérez para aportarle claridad en la salida, así como también la dosis
justa de serenidad ante el envión anímico de Cerro Porteño.
Hubo un momento
clave: a los 37 minutos del primer tiempo, Franco Armani le tapó un mano a
mano a Federico Carrizo. Podría haber sido un golpe durísimo. Sin embargo,
el arquero apareció para sostener a River en un momento crítico, sin respuestas
futbolísticas ni destellos desequilibrantes. El panorama era preocupante,
aunque con una luz en el camino: la charla técnica de Marcelo Gallardo en el
descanso.
El Muñeco hizo
reaccionar al equipo. Si bien es cierto que el inicio de la segunda parte
tampoco ofreció un crecimiento, se allanó el camino con la pelota que Rafael
Borré le puso a Matías Suárez para que De La Cruz aprovechara la segunda jugada
luego de la atajada de Juan Pablo Carrizo. A partir de ahí, cambió todo. River
no sufrió en ningún momento del complemento, al punto tal de que el dueño de
casa ni siquiera pudo rematar.
Los cambios
brindaron la lucidez necesaria para manejar los espacios y generar situaciones
de gol. Lucas Pratto entró bien, al igual que Cristian Ferreira. Ambos supieron
utilizar los huecos que inexorablemente dejó Cerro Porteño. Y si bien es cierto
que no fue suficiente para llevarse un triunfo, sí alcanzó para no correr
peligro en la clasificación a las semifinales de la Copa Libertadores. Ahí
espera Boca. Ahí el campeón de América buscará nuevamente dejar en el camino al
rival de toda la vida en una serie que de ninguna manera representa una
revancha porque lo de Madrid es inigualable.