El Pity Martínez volvería a ser
titular y River necesita de su mejor versión en el que podría ser su último
partido contra Boca.
De la insistencia
de Gallardo a los cuatro millones de dólares para contratarlo en el verano del
2015. De un promisorio comienzo a una lesión que le cortó el envión. De los
primeros murmullos a quedar en la foto del campeón de América en un papel
secundario. De pedirles silencio a los hinchas tras un gol a Quilmes a estar
cerca de embocar al Barcelona en la final del Mundial de Clubes. De una jugada
eléctrica y decisiva a decisiones erráticas. De un 3 en su primer clásico
oficial a un 9 en el último en la Bombonera de acuerdo a los puntajes de Olé...
Gonzalo Martínez es
así y River lo necesita de cara a lo que puede ser el último superclásico del
hombre que lleva la 10 desde hace poco más de tres años.
Después de esa
lesión muscular llamada oficialmente “distensión” pero que apestó de aroma a
desgarro porque lo dejó tres semanas sin jugar, el Pity sumó minutos contra
Patronato (entró a los 33 del segundo tiempo) y evidenció una lógica en estos
casos: la falta de ritmo de juego. Pero el gris momento del equipo y
la magnitud de una final contra Boca potencian la importancia de su
presencia.
A partir de su
juego vertical y cambio de ritmo, el Pity ofrece una variante que no abunda en
el plantel (el uruguayo De la Cruz puede acercar esas características y de
hecho lo reemplazó durante su ausencia). Y también dispone de recorrido en
clásicos: disputó ocho oficiales entre torneos locales y copas, con dos momentos
por los que quedó en la retina de los hinchas. Primero en la ida por la
Libertadores 2015, ingresó por Driussi, aportó desparpajo en medio de tanta
tensión y provocó el penal de Marín que metió Carlos Sánchez. Después, en mayo
del año pasado, fue un martirio para Peruzzi, hizo un golazo para el 1-0,
asistió a Alario en el 2-0 y aunque salió a los 20 de la parte final, fue la
gran figura de la tarde de aquel 3-1 en territorio visitante. Y la yapa:
también fue el mejor de la cancha en el último cruce, el 1-0 en Mar del Plata
con gol de Borré.
Y aunque Gallardo
mantiene el hermetismo público en cuanto a la formación, el 10 tiene todos los
boletos para ser titular mañana a la noche. Probablemente como volante por la
izquierda, como de costumbre, tal vez parta desde la derecha para atosigar a
Fabra o ser una especie de enganche a espaldas de Barrios son las opciones
estratégicas para un partido especial. Tanto que podría ser el del adiós
en choques con Boca. El interés del Sporting de Lisboa se mantiene latente
y el Pity es el hombre a vender en el largo mercado de pases que se viene por
el Mundial: los gastos que hizo River últimamente lo obligan a una venta que
intente equilibrar los números... ¿Será una súper despedida, entonces?
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