El Más Grande venció 2-0 a Boca, con
goles de Borré y Nacho Fernández. Quedó a un paso de la final de la Copa
Libertadores porque hasta perdiendo por un gol le alcanzará para clasificarse.
La revancha se jugará el martes 22 de octubre.
"Nos faltó
frescura en los últimos metros". Un mes atrás, Marcelo Gallardo se
lamentaba por la ausencia de suficiente descanso para afrontar el Superclásico.
River había empatado sin goles contra Boca y daba la sensación de
que podría haber triunfado en caso de tener mayor velocidad para resolver. Esta
noche sí tuvo ese plus físico para utilizar la intensidad que pretendía y lo
hizo valer porque ganó 2-0, con goles de Rafael Borré e Ignacio Fernández.
La supremacía de
River fue muy clara. Con decisión, una idea firme de atacar
constantemente, lucidez para ocupar los espacios e intensidad, el equipo que
dirige Marcelo Gallardo rápidamente consiguió abrir la cuenta mediante un penal
que Rafael Borré, víctima de la infracción, transformó en gol. Y luego, en el
segundo tiempo, tuvo una gran jugada colectiva que Nacho Fernández definió
después de abrir la cancha para que Matías Suárez lo asistiera a través de un
desborde.
Más allá de los
goles, la realidad es que River argumentó con creces el 2-0. Supo cómo
lastimar, de qué manera romper el orden rival y producto de eso generó
situaciones para aumentar la distancia en el marcador, haciendo que Esteban
Andrada se luciera para impedir un resultado de mayor holgura. También
hubo algunas equivocaciones en la toma de decisiones para buscar al compañero
mejor ubicado o dar el pase atrás cuando los mediocampistas llegaban para
rematar sin obstáculos.
La chapa de campeón
de América se hizo sentir. River jugó con la autoridad que lo caracteriza.
Asumió el protagonismo, tuvo variantes ofensivas y, cuando perdió la pelota,
logró recuperarla pronto mediante la agresividad para la marca y una presión
asfixiante que sirvió tanto para el quite como a la hora de forzar el error de
Boca. Ahí se vio la diferencia de jerarquía para elegir la mejor opción ante la
intensidad de un equipo y otro.
River no sólo se
quedó con los tres puntos en la semifinal de ida, sino que además tiene una
diferencia muy positiva, incluyendo el arco invicto para la revancha del martes
22 de octubre. Deberá ir a La Bombonera sabiendo que la obligación estará
del otro lado y con un aliado clave: el valor extra para el gol en condición de
visitante.
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