Una derrota sin consecuencias
River, clasificado a octavos de
final y con una formación muy alternativa, perdió su invicto de 15 partidos
oficiales al caer 1-2 ante Independiente Medellín. El equipo desperdició un
penal y estuvo lejos de ofrecer solidez.
La bronca es
inevitable durante esta noche. Siempre duele un traspié, especialmente en el
estadio Monumental. Ni hablar al tratarse de pleno cumpleaños de River. Pero
este golpe no provocó ningún tipo de consecuencia mayor, aunque dejó al Más
Grande sin el empate necesario para terminar primero en la tabla general de la
fase de grupos.
Con una formación
alternativa al punto de tener dos juveniles debutantes y un lateral derecho
completamente emparchado -Joaquín Arzura lo sufrió-, River expuso demasiados
inconvenientes. Los mismos que padeció el cuerpo técnico a la hora de armar un
conjunto entre lesionados, jugadores al límite de amarillas y dos citados a la
Selección Argentina Sub 20. Era difícil algo no saliera mal...
Desde los tres
minutos del primer tiempo quedó en claro que el partido no sería sencillo: tras
una falta que Carlos Auzqui recibió después de que Arturo Mina bajara la pelota
en un tiro de esquina ejecutado por Tomás Andrade, Lucas Alario pateó un penal
que el arquero David González atajó. En el rebote, por una presunta mano del
Pipa, terminó anulado un gol de Ignacio Fernández.
Sin embargo, River
hizo lo posible para abrir la cuenta en una etapa inicial de pocas
posibilidades de gol para ambos equipos, producto de imprecisiones y la solidez
defensiva de los dos conjuntos. En ese contexto, Independiente Medellín buscó
siempre mediante cada pelota parada que se le presentó, mientras que el
Millonario sintió la ausencia de la mayoría de sus habituales titulares.
La acción llegó en
la segunda parte, debido a que el panorama cambió por completo. El equipo
colombiano, en el afán por ganar sí o sí y esperar que Emelec no pudiera frente
a Melgar, salió con mucha decisión y halló su premio. Nueve minutos le bastaron
para sacar dos tantos de diferencia y que le alcanzaran posteriormente.
El primer gol fue
obra de John Hernández, luego de un desborde por la banda izquierda que contó
con una pifia de Luciano Lollo al cerrar. Después un tiro de esquina desde la
derecha, ejecutado por Juan Quintero -muy interesante el 10 del DIM-, sirvió
para que Andrés Mosquera fusilara a Maximiliano Velazco, cuya tarea fue
destacada: tapó cuatro remates, un cabezazo y ganó un mano a mano.
A través de los
cambios, Marcelo Gallardo intentó modificar la situación. Pese a que sostuvo el
4-2-3-1 inicial (varias veces mutó en un 4-2-1-3), entraron Gonzalo Martínez,
Ariel Rojas, como lateral izquierdo, y Sebastián Driussi. Gracias a la presencia
de ellos, el funcionamiento obtuvo confianza para apretar al elenco colombiano
durante la última media hora.
Un remate de
Driussi en el travesaño, previo pase de Andrade, le dio la oportunidad a Mina
para descontar mediante un cabezazo. A partir de ahí, River intensificó sus
ataques, utilizó variantes (centros, pelota parada, media distancia), aunque
fue insuficiente para salvar el invicto de 15 partidos. La caída dolió, pero
por lo menos no implica mayores consecuencias.