El River-Lanús abre las semifinales
de la Libertadores. Son dos equipos que ya dejaron una marca con estos
técnicos. Con ideas similares, pueden jugar un partidazo.
El River de
Gallardo y el Lanús de Amirón ya dejaron una marca en el fútbol argentino y
bastante más allá también. O más de una.
Son equipos que
saben perfectamente a lo que juegan. Que en mayor o menor medida se mantuvieron
competitivos más allá de los cambios radicales, especialmente en el caso de
River, en sus planteles. Que respetan una idea y juegan al fútbol, algo no
menor aunque parezca absurdo. Que han brindado muy buenos espectáculos cuando
se enfrentaron.
Después del
impactante 8-0 a Wilstermann, River arremete por otro eslabón en esta cadena
exitosa a nivel internacional desde que Gallardo asumió a mediados del 2014.
Sería la décima final para el entrenador. Y ahí estarán Ponzio y Maidana, los
generales de Napoleón, baqueanos en estas cuestiones. La jerarquía hecha
futbolista de un hincha como Enzo Pérez. También la amenazante presencia de
Scocco. La personalidad de Pinola. Las diabluras que necesitan eficacia del
Pity Martínez. La zurda calma de Nacho Fernández. El regreso de Lux a una
semifinal de Libertadores después de 13 años. El hambre de un joven como
Montiel. Los posibles debuts internacionales de Saracchi y De la Cruz. La
inteligencia de Ariel Rojas. La perseverancia de Auzqui a la espera de la
confirmación del DT.
Luego de los
penales con San Lorenzo, Lanús busca su primera final en la madre de todas las
copas. Lo hará con Sand -y su particular duelo con River- y el Laucha Acosta
como banderas. Con la clase de Román Martínez. Las mil batallas del capitán
Velázquez. El corte y confección de Marcone. Las atajadas de Andrada. La
valentía de Braghieri. Las subidas brasileñas de José Luis Gómez. La
polifuncionalidad del uruguayo Silva. La dinámica y pegada de Pasquini. Y la
chance para García Guerreño con la formación ya definida por Almirón.
Entre tanto
apellido habrá duelos puntuales que desnudarán las estrategias de cada
entrenador. Hasta acá, Gallardo no usó ni encontró un 11 de memoria. Sorprendió
a todos con la línea de tres atrás ante Wilstermann, receta que no repetirá
esta noche ante un equipo que usa wines casi a la antigua. Es ahí donde el pibe
Montiel -en su 14° partido en Primera- deberá controlar a ese diablo que es
Acosta y Casco o Saracchi se las verán con Silva. Entre Maidana-Pinola y Sand
se producirá otra puja titánica.
De otro lado,
García Guerreño y Braghieri podrán prevalecer por arriba con Scocco pero
tendrán que estar atentos a lo que pase por abajo, ya sea con los movimientos
de Nacho o la llegada del resto. Velázquez, en tanto, buscará una mini revancha
con Gonzalo Martínez si es que el Pity va por derecha como en el torneo local
en la Fortaleza. Y habrá que ver qué dispone finalmente Gallardo para acompañar
a Ponzio-Enzo Pérez-Nacho Fernández-Martínez y rodear, presionar y exigir a
Román Martínez-Marcone -Pasquini.
Una semifinal de
Libertadores es algo muy especial y se potencia si se enfrentan equipos de un
mismo país. Es la sexta en la historia entre dos clubes argentinos. Será el
estreno del VAR, como condimento extra por si le faltaran condimentos a una
instancia así.
Es hoy nomás.
19.15. Estadio Monumental. 60 y pico mil personas. Este River copero y su
sombra copera que es Lanús...
Semi para el
corazón.
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