El delantero, quien se encuentra con
el pase en su poder, reveló que todavía le duele pensar en el hecho de que no
pudo regresar al Más Grande. Aseguró que aún no se retirará y también
habló de los ataques de pánico que sufrió.
Alejandro Domínguez
volvió de Europa a River para darle una mano al club en el momento más duro de
la historia de la institución, tal y como lo hizo Fernando Cavenaghi. Luego de
haber devuelto al Millonario a su lugar de pertenencia, Matías
Almeyda prescindió de él y del Torito, y ambos debieron marcharse de la
institución.
A diferencia de
Cavenaghi, el Chori no pudo regresar a La Banda y esto quedó como una cuota
pendiente para el delantero, quien siguió jugando en el fútbol europeo. A
mediados de 2017, el atacante intentó volver, pero Marcelo Gallardo no se
comunicó con él.
El Chori quedó libre en Rayo Vallecano
a mediados de 2018
Si bien nunca
guardó rencores hacia el Muñeco y la dirigencia, Domínguez dialogó con Infobae
y confesó que lamenta mucho caer en la cuenta de que ya no podrá volver a
ponerse el manto sagrado: "Me es difícil aceptarlo, pero hay que
dejar fluir".
"Mi
idea era regresar y retirarme allá. Y hasta soñaba con una despedida en el
Monumental, no sé si tan grande como la de Fernando Cavenaghi, pero no esto que
pasó. Sé igualmente que el agradecimiento de la gente lo tengo, porque a
cada segundo me llegan mensajes de los hinchas millonarios en redes
sociales",
agregó el atacante.
Incluso, el Chori
contó que nunca dialogó con el DT: "No lo llamé ni me llamó. Tampoco
lo haría. Eso debe ser espontáneo, natural. Ellos deberían comunicarse. Hoy
recibo muchos mensajes de hinchas para que llame a Gallardo o a Rodolfo
D'Onofrio para volver y no es así. No funciona así. Si un entrenador quiere a
un jugador lo llama o lo hace el club. Yo no estoy acostumbrado a que yo tenga
que llamar. Yo soy de otra manera. No considero que un jugador tenga que llamar.
Se mencionó de una posibilidad en 2017 pero no se dio".
Eso sí, advirtió
que tuvo diálogo con algunos directivos del club: "Hablé con la dirigencia. Tengo buena relación. Lo vi a D'Onofrio
en Rusia durante el Mundial porque nos alojamos en el mismo hotel. Pero como
siempre digo esto es un tema futbolístico y el que está como entrenador
tiene el derecho a elegir al jugador que quiera".
A pesar de que se
encuentra libre, Domínguez señaló que jamás jugaría en otro equipo del
fútbol argentino que no sea el Millo: "Yo
ya dije que sólo regresaría al país para jugar en River". Y contó cómo es su actualidad: "Por el momento estoy tomándome un
respiro, un descanso. Hoy mi prioridad son mis hijos y mi mujer, pero no dejé
el fútbol. En diciembre puede ser que retome porque lo tengo hablado con
el Presidente del Rayo y tengo la chance de regresar. Si tengo ganas sé
que puedo estar. Estoy para jugar. Un preparador físico personal con el
que trabajé me dio 2 años más por lo menos. Tengo ganas".
Por otra
parte, el hombre de 37 años confesó que hubo una época (incluso cuando
estaba en River entre 2011 y 2012) en la que sufría ataques de pánico: "Gracias a Dios ya lo superé aunque en
ese momento en River fue duro porque hubo gente que nos quiso hacer daño,
complicar nuestro vestuario, lastimarnos ya que el grupo no sabía lo que me
pasaba. Por ejemplo se decía 'tiene ataques de pánico, es un cagón', todos
lo asocian así y yo te aseguro que lo que te pasa no lo podés manejar hasta que
no te tratás. Yo lo que viví no se lo deseo a nadie. Solo el que pasa por
algo así lo entiende".
"Sentía
que me iba a morir en un vestuario o en cualquier lado. Sucede sin aviso.
Y ahí vos debés tener las armas suficientes para poder salir. Yo me traté
con Leonardo Seiref que es un psicólogo deportivo al que le tengo mucho cariño
y respeto porque me asistió en todo ese año en River. El me ayudó a encontrar
el camino para poder salir de ahí y continuar con una vida normal. Cuando a uno
le pasa eso es una catástrofe",
agregó.
"Los
ataques de pánico arrancaron luego de un choque de cabezas que tuve con un
compañero".
¿A
qué se debieron los ataques de pánico? "Por
la alta exigencia, la presión. Ahora muchos salen a decir, 'no hay presión, el
futbolista vive bien' y en verdad cada vez es peor, cada día hay más
stress, porque no se trata solo de entrar y jugar un partido. Pasan otras
cosas. Hay que adaptarse a los contextos muchas veces. Por ejemplo, yo llegué a
Rusia con 22 años, a Kazan y ojo que en ese momento no era la Rusia que vieron
ahora en el Mundial. Los entrenamientos y las concentraciones eran de régimen
militar, me tenía que lavar la ropa y limpiar los botines algo que en Argentina
no hacía; en mi casa no teníamos internet ni TV por cable, no saber el idioma
te pone triste. Todo eso me dejo una enseñanza pero fue duro. No es como dicen
que el jugador está realizado y que no tiene presión", sostuvo el Chori, quien afirmó
que se encuentra recuperado.
*MÁS DEL CHORI DOMÍNGUEZ:
Su
recuerdo de la temporada en la que volvió para hacer resurgir a River: "A dónde íbamos había gente, teníamos un gran recibimiento en
todos lados. A mí me dejó muchos recuerdos. Vivimos de todo: disfrutamos, nos
preocupamos porque no era fácil conseguir el objetivo pero cumplimos, hicimos
nuestro trabajo. Igualmente sobrevivir en ese contexto no es fácil. El día a
día, la prensa, todo se hizo muy difícil. Tuvimos que luchar con muchas cosas.
La obligación principal era de los dirigentes que lo llevaron hasta ahí abajo. Nosotros
con Fer (Cavenaghi) sentimos que el club nos necesitaba y fuimos de corazón. Yo
arreglé con el Valencia y viajé. Dimos el paso hacia adelante porque creíamos
que lo teníamos que hacer".
Por
ahora no se ve con futuro como DT: "No me apasiona por ahora y yo creo que
debes hacer cosas que te apasionen. Los que me conocen dicen que podría ser un
buen entrenador pero no me veo. Sí me gustaría estar ligado a algún club como
director deportivo. Tengo una muy buena relación con los dirigentes del Olympiakos
de Atenas, allí dejé una muy buena imagen. Aunque por el momento espero que en
diciembre surja algo nuevo para jugar".
La
razón por la cual no viaja mucho a la Argentina: "No
viajo mucho, nuestro país cambió. Se perdió el respeto, algo fundamental. Argentina
está peor porque en tres puestos fundamentales que son educación, salud y
seguridad se paga muy poco. A los maestros, los médicos y a la policía los
tenés que tener bien cuidados, son prioridad. Si vos a esas personas las tenés
bien, todo va a funcionar mejor. Acá en cambio, hay respeto por la vida. Si cruzas
la calle, los coches paran. Seguramente al leer todo esto digan "bueno, quédate
en Europa", ya que es la mentalidad que puede existir. Cada uno que opine
como quiera. Aunque el que tiene la posibilidad de ver y vivir otra cosa, entra
en duda".
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