Nacho y sus sensaciones el día
después de sus cinco goles. Es un placer entrar en la historia de River y de la
Copa, dice un tipo que nunca pierde la esencia de pueblo.
El tipo deja el
Monumental, después de una noche gloriosa y consagratoria, como si saliera de
un partido más. El tipo es de pueblo y al aspecto campechano no lo pierde ni
siquiera luego de meter cinco goles y recibir la primera ovación del Monumental
desde que se puso la banda roja. El tipo llega al predio de Ezeiza para la
práctica posterior al impactante 8-0 que metió al equipo en las semifinales de
la Libertadores con la postura de siempre, sin aires de divo ni mucho menos. El
tipo se entrena como los demás, en una tarea regenerativa tranquila, con la
satisfacción del deber mucho más que cumplido. El tipo se llama Ignacio Scocco
y cuenta sensaciones. Le intenta poner palabras a la emoción...
-¿Sabés
que entraste en la historia de la Libertadores?
-Me lo comentaron.
-¿Pero
te diste cuenta?
-Y, es un placer
poder entrar en la historia de la Copa y del club. Se dice que fue una noche
soñada, pero miento si digo que soñé algo así. Porque hacer cinco goles, ganar
8-0 y pasar a las semifinales de la Libertadores hasta es difícil de soñar. Me
queda la inmensa alegría de haber avanzado de ronda.
-¿Esto
supera todas tus expectativas?
-Y, como te decía,
es difícil imaginar situaciones como éstas. Por cómo se dio el partido en
Bolivia, la idea era hacer las cosas bien, un gran partido y festejar. Aunque
esto es demasiado.
-¿Pudiste
escuchar la ovación con la que te despidió el Monumental cuando Gallardo te
sacó?
-Sí, más vale.
-¿Qué
te generó?
-Otra alegría
enorme. Siempre dije que quería ganarme el reconocimiento del hincha haciendo
las cosas adentro de la cancha y no hablando afuera. Y por suerte, la gente me
despidió de la mejor manera. Todo esto lo voy a recordar por siempre.
-¿Qué
te dijo el Muñeco en el abrazo al dejar la cancha?
-Nos abrazamos, fue
un abrazo de tranquilidad porque al habernos sentido superiores en la ida y no
plasmarlo en el resultado por la falta de contundencia, en el abrazo me dijo
‘entraron todas las que no entraron en Bolivia’. Y así fue y así lo sentí yo
también. Necesitábamos un anoche así para dar vuelta el resultado.
-¿Qué
demostró River además del juego y la personalidad?
-Demostró que es lo
que es y no lo que fue en Bolivia. Si bien allá, por cómo fue el partido, no
era para un 0-3 porque hasta habíamos sido superiores y la diferencia había
sido en los arcos... Acá mejoramos lo que hicimos allá y fuimos contundentes.
-¿Los
sorprendió lo que no hizo Jorge Wilstermann?
-No, porque fue
mérito nuestro. Ellos hicieron un gran partido en Brasil contra Atlético
Mineiro y antes, acá observamos los errores de los brasileños en ese momento.
Si atacábamos por afuera les íbamos a causar problemas y así fue.
-¿Cuántas
veces viste la jugada que se te fue por arriba en Cochabamba y cuánto la
lamentaste?
-Soy de tener mucha
autocrítica, de mirar lo que hago mal y reconocerlo. Es la única forma de
aprender y de cambiar las cosas.
-Siempre
decías que no sos un goleador. ¿Ahora qué decís?
-Ahora me tocó
serlo, ja, ja. Por suerte pude meter el cuarto y el quinto para festejarlos
porque los tres primeros no los pude celebrar ya que queríamos más. El cuarto y
el quinto sí los pude festejar más.
-¿Cómo
influyó en lo anímico haber estado concentrados y aislados dos días en
Cardales?
-Influyó entender
que no habíamos hecho un gran partido una semana atrás. Nos sentíamos bien, con
confianza. Nos mirábamos entre nosotros y sabíamos que tenemos un gran equipo y
la posibilidad de dar vuelta la serie.
-¿Qué
sintieron al llegar al Monumental y ser recibidos por el banderazo?
-Fue un gran
acierto ver a la gente en la llegada al estadio, algo a lo que no estamos
acostumbrados. También cuando salimos a la cancha. Fue algo que sumó mucho y
resultó muy importante para el grupo. Y la verdad es que estamos muy
agradecidos por el apoyo y por suerte se lo pudimos devolver adentro de la
cancha.
-Vos
habías dicho que podían hacer historia. ¿Por qué estabas tan seguro y
convencido?
-Por ver a mis
compañeros y el equipo que tenemos. El resultado dependía de nosotros más allá
de la desventaja. Eran los cuartos de final de la Copa, una instancia muy
difícil, y el equipo se lució.
-¿Esto
les sirve para convencerse definitivamente de lo que puede brindar justamente
el equipo?
-Cuando no veníamos
jugando bien, igual sabíamos y decíamos que teníamos las individualidades, los
jugadores y el conjunto para cambiar la historia. Y realmente lo pudimos
demostrar, como había pasado ante Banfield.
-Ahora
se viene Lanús. ¿Qué imaginás para la semifinal?
-Antes tenemos
partidos del torneo y de la Copa Argentina. La Libertadores es el gran
objetivo, aunque todavía falta bastante para las semifinales. Debemos encontrar
regularidad en todos los partidos.
-Metiste
cinco... ¿Podés elegir uno?
-Y, el tercero.
-¿Por
qué?
-Por lo que significó.
Iban 20 minutos y ya habíamos igualado la serie.
-¿Tiraste
el centro, no?
-Sí, ja, ja. Tiré
el centro y la pelota se metió en el segundo palo.
-¿Te
llevaste la camiseta a tu casa?
-Me llevé todo lo
que pude.
-¿La pelota es para
los nenes?
-No sé, porque está
firmada por todos mis compañeros.
-¿Dónde
la vas a guardar?
-Y, va derecho a la
vitrina.
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