Marcelo Gallardo explicó que, con
tres años de experiencia como técnico de River, ya no prioriza ganar cada
partido, sino darle a la institución el mismo sentido de pertenencia que siente
cada vez que pisa el Monumental.
Qué bien le hizo a
River la llegada de Marcelo Gallardo a la dirección técnica a mediados de 2014.
La apuesta del Muñeco fue un éxito absoluto, con resultados impensados hasta
para el propio entrenador, que hizo (y hace) historia.
Pero Gallardo no
piensa en eso. Al menos, no es lo que ocupa de manera primordial su
pensamiento. En diálogo con Canchallena explicó que, una vez que los resultados
lo acompañaron de entrada, comenzó a buscar otras cosas en este ciclo.
"¿Más
relajado? Ahora soy peor que antes. Porque mi sentido de pertenencia con esta
institución hace que me comprometa de esta manera. Por eso mi búsqueda va mucho
más allá de un resultado, trato de ver otras cosas. Y lo puedo hacer porque
tengo ese respaldo, porque los resultados los tuvimos. Al principio estaba más
pendiente de equivocarme lo menos posible para que la cosa funcionara, pero
cuando los resultados te empiezan a avalar tomás mayor solidez", comentó.
Dentro de las
reinvenciones que tuvo "su" River, la más significativa fue pasar del
4-3-1-2 al 4-4-2 combativo que, en gran parte, garantizó el éxito en los mano a
mano coperos. Pero el Muñeco explicó el motivo principal de aquella
modificación táctica.
"Cuando
hablamos de cambiar hablamos de los cambios drásticos. A mí se me pone como
ejemplo el primer River que jugaba con Kranevitter y Pisculichi; y después, sin
Pisculichi, con Kranevitter y Ponzio. Pero la idea de ese cambio no fue jugar
30 metros más atrás. No. La idea fue justamente ir a jugar 20 metros más
adelante. Desde otra filosofía conceptual del juego, sí, pero mentalmente era
la misma ambición. O tal vez más. Porque la gente dice: 'Jugabas con
Pisculichi, un zurdo exquisito, y ahora pusiste a Ponzio'. Yo lo puse a Ponzio
porque Pisculichi andaba mal. Si Pisculichi jugaba bien, seguía Pisculichi.
Esos son los momentos que ustedes desde afuera pueden decir. ¿qué pasó? No. Yo,
desde adentro, tenía que pensar. Pisculichi estaba mal, y no tenía otro
Pisculichi y por eso puse a Ponzio, pero con la misma idea, la misma mentalidad
y la misma ambición", remarcó.
Aunque el Mundo
River, si bien agradece todo lo obtenido, siempre exige más, como marca la
historia. Y Gallardo sabe que la Libertadores es el objetivo, aunque pide
sentido común a la hora de comparar los partidos coperos en Sudamérica con los
que se disputan en otros continentes.
"Nuestra Copa,
nuestra bendita Copa Libertadores, es un torneo especial. El que la quiere
comparar con la Champions es porque no sabe nada, no es racional a lo que
culturalmente se vive en un lado y en otro. La Copa Libertadores tiene sus
condimentos. Siempre digo: yo no sé si Barcelona, si le toca ir a jugar de
visitante a Alemania, lo esperan en el aeropuerto y le empiezan a tirar piedras
al micro de los jugadores; o si cuando llegan al estadio te mueven el micro.
Todas esas cosas no son comparables. Y desde ahí hay que entender el
juego", finalizó.
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