Cuando Gallardo sintió que su equipo lo representó
100% en cancha. REUTERS/Marcos Brindicci.
Qué iba a
imaginarse, Marcelo Gallardo, que el tiempo lo iba a encontrar cara a cara con
una final de Libertadores ante Boca, y en Madrid. Y que la ganaría en el
mismísimo Bernabéu... No. Nada de eso. Hace tres años, a mediados de abril de
2017, por la cabeza del DT de River no pasaba otra cosa que pensar en seguir
potenciando a su equipo, que estaba disputando la fase de grupos de la Copa y
que pintaba bien. Muy bien. Al punto que esa noche en el Monumental, el
hoy entrenador más ganador de la historia del club sintió que lo que veían sus
ojos era la fiel representación del fútbol que él quería, que a él le gustaba...
No fue una final,
ni un partido que definiera la suerte de River. Pero sí fue un click, un
encuentro que le sirvió a Gallardo para entender que su idea seguía potenciandose en un equipo que ya había ganado de todo aunque se iba
reinventando constantemente, con jugadores nuevos y objetivos ídem. ¿Y cuál fue
ese día en que el propio MG se sintió "identificado"? Pase y vea...
La tapa de Olé y el título del partido de aquel día,
reflejando el orgullo del DT y de todo River.
La noche del 13 de
abril, en Núñez y con Leo Ponzio de capitán, River le ganaba 4
a 2 a Melgar de Perú, en la segunda fecha de la fase de grupos de la
Libertadores, con un juego asfixiante, vertical y a puro toque. Por eso el
Monumental despidió al plantel -con el Pity, Alario, Nacho Fernández, Rojas,
Driussi...- con una ovación, que luego se transformó en elogios por parte del
propio Gallardo en su conferencia de prensa.
"Estoy muy
contento porque sentí una gran identificación con el equipo, con la forma, con
la idea que encaramos el partido (...). Empezamos a tomar el control del
partido después de los 25 minutos y de ahí no paramos más. Estoy muy
contento porque se ha visto un River que jugó muy bien y condicionó
completamente al rival. Fue muy bueno lo que hicimos", relató el
Muñeco después de lo que representó la sexta victoria seguida de su River.
Pero lo que no sabía, además, que a partir de ese triunfo hizo -y sigue
haciendo- historia: había alcanzado a Peñarol como el equipo que más
victorias cosechó (155 por entonces) en la Copa Libertadores, una marca que hoy
en 2020 ostenta en soledad: 172.
Ese modelo 2017 de
River -que lideró el grupo 3 y que luego quedó eliminado ante Lanús en
semifinales- jugaba lindo, te abrumaba en situaciones, aunque le costaba
ser más sólido atrás. Ya sin Barovero y con Batalla en el arco, con
Maidana y MQ en la zaga (Moreira y Casco por afuera), su fuerte era la potencia
ofensiva. Quizá lo más parecido al primer equipo de MG de 2014, aunque con
otros intérpretes: ahí estaban Pisculichi, Mora, Sánchez, Teo... En fin,
la cuestión es que a Gallardo le sentaba bien lo que veía...
"Me sentí
representado y me gusta mucho que pase eso. Estoy feliz de que el equipo haya
jugado de la manera en que jugó", sumó el DT tras esa noche de puro
fútbol. Pasaron tres años de aquel partido y vaya si su River siguió
creciendo y potenciándose...
Una imagen que se fue repitiendo pasados los años:
festejos y más festejos. EFE/David Fernández.
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