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Pity Pity Bombonera

Pity Pity Bombonera


Gonzalo Martínez tuvo su tarde consagratoria en River: con una volea tremenda metió su primer gol en un superclásico e hizo un partidazo hasta que debió salir.
Valió la pena esperarlo y confiar en las visiones que ofrecía la bola de cristal del inefable Napoleón. Porque después de esas miradas con recelo durante casi dos años de fútbol a cuentagotas, Gonzalo Martínez se recibió de jugador de River. Definitivamente. No sólo por su primer gol en la Bombonera para abrir un partido que el equipo necesitaba ganar (y ganó), sino también porque ayer afloró su juego práctico, vertiginoso y decisivo, precisamente en la que fue siempre su zona de confort: la izquierda. Sí, un día el Pity Martínez llegó para quedarse...
Hay que saber jugar este tipo de partidos, siendo más visitante que nunca y sumándole a la carga de lógica de un superclásico la obligación de ganar o ganar. Pero antes que nada, hay que saber leer cómo jugarlo para poder ser más local que nunca y llevarse el derby con autoridad. Y ahí aparece la capacidad de Marcelo Gallardo para ordenar a su tropa. Es que a primera vista, antes de que la pelota rodara, llamó la atención verlo al hombre de Guaymallén sobre la izquierda, y no porque sea algo ilógico o impensado (de hecho, es su perfil) pero sí porque el ex Huracán logró explotar este año cuando el DT lo mandó a la otra banda. Pero claro, por algo al Muñeco la experiencia le da la razón...
Si había un lugar a través del cual poder poner a Boca en jaque y comenzar a hacer estragos, era precisamente encarando a Peruzzi. Una y otra vez. Ganándole la espalda cada vez que cruzaba la mitad y luego se quedaba esperando el Metro Bus para volver a su puesto. Y ahí entró en acción la picardía del Pity para atacar los espacios, llegar al fondo y entrar al área. Algo parecido a lo que ya había hecho en el último amistoso de verano ante los primos, en ese 2-0 que también lo encontró cara a cara frente a Gino. Nada es casualidad.

Fue una lucha desigual que se planteó en los papeles de MG y que Martínez llevó a la práctica con suficiencia. Por eso no fue casualidad que Driussi tirara el centro pasado ahí, y mucho menos extraño fue ver que el lateral xeneize volvió a fallar y le dejó la volea servida al 10. ¡Y qué golón te mandaste! En mayo de 2015 había ayudado al 1-0 de ida por octavos de la Libertadores (le hicieron el penal que facturó el Negro Sánchez) y que luego desembocó en la eliminación de Boca. Pero ayer el 10 tuvo su tarde de gloria completa: asistió (a Alario) y mojó por primera vez en un Súper. Pity Pity Bombonera.

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