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Mora, la cara del cambio...

      Mora, la cara del cambio...


El ingreso del uruguayo, otra vez, fue determinante: en los 20’ que jugó, participó en los dos goles. Un revulsivo para un equipo que, sin él en cancha, no podía meterla.
U-ru-guayo/u-ru-guayo”. La ovación de un público que sabe apreciar lo bueno bajó instantánea. Apenas se consumó el primer gol de Alario, los enfocados hinchas no se detuvieron en el goleador y ni siquiera en el que dio la asistencia. Celebraron, como se debía, la prepotencia de Rodrigo Mora para robarle la pelota a Orihuela, encararlo y sacar el centro que le sacudió la modorra a un River que otra vez, como el domingo pasado, tuvo que esperar el ingreso del uruguayo para definir el partido.
El más titular de los suplentes, el Pulga tranquilamente podría ser parte de la formación inicial por el nivel que viene demostrando. Si no está entre los 11 es sólo porque delante suyo tiene a dos “animales”, como él mismo se encargó de definir a Alario y Driussi. De otro modo, Gallardo no podría justificar el hecho de tenerlo la mayor parte del partido en el banco. Al contrario, el Muñeco no precisa argumentar por qué lo pone. Eso salta a la vista en el puñado de minutos que el uruguayo está en cancha. Apenas veintipico, tanto en Mendoza como en Núñez, le alcanzaron para revelarse como el revulsivo que el equipo necesita para torcer historias que -sin su determinante influencia- pudieron haberle costado puntos a River. “Pudimos encontrar el gol con un muy buen centro de Rodrigo, que entró bien otra vez”, lo elogió el DT con una particularidad: el de Mora fue el único nombre propio que pronunció en la conferencia posterior al 2-0 ante Quilmes sin que le consultaran. Y el yorugua se lo ganó por la lucidez que demuestra cada vez que se lo necesita. Cuando dice que “en los minutos que el equipo precise de mí voy a tratar de dar lo mejor”, el 7 bravo no apela a una frase de compromiso. Que sus palabras se trasladen a los hechos enamora a la tribuna tanto como su humildad para asumir el rol que le toca siendo uno de los cuatro jugadores (junto con Maidana, Ponzio y Driussi) que dio todas las vueltas olímpicas en este ciclo. Y si contra Godoy Cruz los tres puntos habían sido suyos, anoche la cara del cambio ganó dos y medio. Porque además de la jugada previa al 1-0, el “u-ru-guayo, u-ru-guayo” también fue clave en activar la contra que terminó en el segundo.


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