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No pierdas la memoria

No pierdas la memoria


Gallardo pone a su formación preferida por cuarta vez en el año. El equipo que apareció en Medellín busca una victoria que allane el camino a octavos de final.
Sólo el tiempo será capaz de determinar qué fue lo que dejó esa formación que tuvo su estreno bajo la lluvia de Medellín el 12 de marzo de 2017. El agua impidió un normal desarrollo del partido en los minutos iniciales, hasta que tras un parate y la reanudación, se empezaron a ver los primeros indicios de la última -hasta acá- vuelta de tuerca que Gallardo le encontró al equipo.
Determinación es una palabra que el entrenador no negocia, mucho menos en partidos de Copa Libertadores, donde se encuentra con distintos contextos y “no te ponen alfombras rojas” como cuando llegás a un estadio europeo para un partido de Champions (lo que sucedió el martes en Dortmund pasa, lamentablemente, por otros carriles).
A esa determinación que el River de Gallardo mostró como nunca para levantar la Copa del 2015, este equipo le añadió juego, sociedades, jugadores que aparecen en distintos sectores de la cancha del medio hacia adelante, triangulaciones, velocidad, ambición y valentía en la propuesta. Características en general similares al primer equipo del Muñeco, el que cambió a partir de una lesión de Kranevitter.
El regreso de Ariel Rojas ha sido fundamental en este contexto. Sin estridencias pero con el pase con sentido común como bandera, el zurdo le quitó responsabilidades a Nacho Fernández, es una especie de socio de todos y no deja tan solo a Ponzio en la cobertura de espacios (aunque el retroceso es algo que River -lo aceptó Gallardo- debe mejorar). El momento de gracia -al fin- del Pity Martínez es otro elemento influyente en la generación de juego. Y después, allá arriba, está esa bestia con cara de vecino al que no registrás que es Lucas Alario. Si adelante brilla el Pipa, abajo se sostiene y sostiene todo Maidana, el “guerrero de tantas batallas” como lo define el técnico.
Aquel 3-1 al DIM, en Colombia, fue el puntapié inicial. El primer tiempo en el 2-1 a Godoy Cruz resultó lo más distinguido del año (más allá del 1-1 parcial). Y el 2-0 a Quilmes, con la idea y la búsqueda instaladas, lo rompió el poder revulsivo que tiene Mora, como ya había pasado en Mendoza. Esos fueron los tres partidos, hasta acá, de los 11 que empiezan a salir de memoria y que difícilmente -por una cuestión de tiempos de recuperación- se repitan el domingo ante Tigre. A ellos apuesta Gallardo para sumar el segundo triunfo en esta Copa (ante Melgar) que lo acerque a la clasificación a octavos de final.


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