Prepárate
que llega River!
River venció 2-0 a Tigre en
Victoria, logró su quinto triunfo consecutivo y quedó a seis puntos de Boca, el
líder al que todavía hay que visitar el próximo 14 de mayo. Además, está en
zona de clasificación directa a la próxima Copa Libertadores de América.
Hay una ilusión
enorme en Núñez. Crece presentación tras presentación y, lejos de llamar a la mesura,
comienza a generar un entusiasmo tan grande como el Monumental. Es que River
cuenta partidos por victorias y sumó las últimas 15 unidades en juego. Se
transformó en una verdadera máquina de ganar, juegue donde juegue, sin importar
el rival ni las circunstancias. Y si bien todavía seis puntos lo separan de la
punta, los de arriba son bosteros, los podemos alcanzar.
El mérito de River,
además del triunfo contra Tigre, fue adaptarse a las distintas situaciones que
se le presentaron en un encuentro difícil. Aunque el marcador reflejó un
2-0, la realidad demandó mucha concentración para pelear por cada pelota e
incluso a la hora de abrir la cuenta. Marcelo Gallardo y sus dirigidos sabían
que sí o sí tenían que llevarse el triunfo para asomarse al eterno rival, a
quien tendrá que visitar el próximo 14 de mayo. Pese a que costó, la misión fue
exitosa.
River ejerció el
protagonismo desde el principio frente a un Matador que apostó a jugarle de
igual a igual, pero sin conceder más espacios de lo aconsejable. En ese
contexto, el circuito ofensivo se volcó a la izquierda, con la proyección
constante de un Milton Casco inteligente, la versatilidad de Ariel Rojas, el
despliegue de Ignacio Fernández y la movilidad constante tanto de Sebastián
Driussi como Lucas Alario. Hubo tres situaciones claras para poner en ventaja
al Más Grande durante el primer tiempo, pero faltó puntería para concretarlas.
La diferencia
apareció a los siete minutos del segundo tiempo, gracias al oportunismo de
Driussi para definir de zurda luego de un grosero error de Martín Galmarini,
cuyo objetivo fue pasarle la pelota de cabeza al arquero Nelson Ibáñez. Otra
equivocación, pero de los jueces, evitó que Diego Morales señalara el empate
porque Jorge Baliño, a instancias del asistente Marcelo Bistocco, sancionó una
falta inexistente del atacante mencionado sobre Jorge Moreira. Luego, hubo otra
polémica: el mismo Morales resolvió habilitado, por pocos centímetros, tras un
centro de Carlos Luna, pero fue invalidado por fuera de juego.
Esta vez el
Millonario no desplegó el juego vistoso de ocasiones anteriores. Pero dio lucha
cuando era necesario y, en el balance general, fue un tanto superior,
principalmente porque mostró algunas pinceladas de buen juego colectivo -las
pequeñas sociedades- y supo desequilibrar por jerarquía individual: la
perseverancia de Driussi y el golazo de su reemplazante, Rodrigo Mora, autor
del segundo cuando iban 33 minutos. A partir de ahí, River halló la
tranquilidad necesaria para controlar sin mayores problemas el tiempo restante
y, sin brillar, lograr su meta: quedarse con los tres puntos para acercarse a
la punta. ¡Los de arriba son bosteros, los podemos alcanzar!
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